Cuando ser del Atleti se siente desde dentro

Todos sabemos que hay pocas cosas comparables a la inmensa grandeza de pertenecer a la familia del Atleti. Del Atleti se nace, dicen siempre los veteranos. 

Esa pasión desbordada con cada cántico, esos pelos de gallina cuando en el metropolitano ruge el himno, esa voz desgarrada al ver el gol en el descuento, esos nervios en la tanda de penaltis, ese sonido ensordecedor cuando se celebra una victoria…. Miles de momentos que vivimos con cada uno de nuestros sentidos. 

Pero, ¿y qué pasa si no vemos? ¿Mamá porque no puedo ver los goles del Atleti?

Que frase más dura para unos padres, unos padres que nunca se han rendido, que siempre han luchado porque su pequeño pueda “ver” el fútbol, y empezaron creando ellos mismos un campo en el que poner las tácticas en relieve para que su pequeño colchonero pudiera ver el partido.

Más tarde vieron en un video una tablet háptica, donde la pelota se movía sola, y se podía seguir con la mano, lástima, era fuera de España. 

Pero hay un estadio, de los de primer nivel europeo, y da la casualidad de que es el nuestro, el Metropolitano, y lo es no solo por todo lo que ya sabemos, lo es porque es el primer estadio con conectividad total para las personas con discapacidad, tanto visual, como auditiva y de movilidad. 

Gracias a Movistar, por fin esos padres que tenían un sueño, vieron que se hacía realidad en el Metropolitano, y hasta allí llevaron a su pequeño, con la misma ilusión que cualquier niño acude a su casa, a su campo, a ver a su equipo. 

Está tablet, consigue que todos puedan ver el partido, cada uno a su manera, pero la misma emoción, los mismo nervios y el mismo grito con cada gol. 

Bien Atleti, bien. Cuando las cosas se hacen bien hay que reconocerlas y en este caso el Atleti es pionero en nuestra casa. Gracias. 

Por cierto como celebraste el gol pequeño. Lágrimas a flor de piel de toda la familia y de todos los que hemos visto este fantástico y maravilloso vídeo. 

Va por ti Romeo. Y por todos vosotros que vivís y sentís el Atelti desde dentro. 

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