Leyendas sin placa – Parte 1

Colores rojiblancos desde la cuna, donde nació (Tuilla, 1981, Asturias), ya desde niño destacó en las categorías inferiores del Sporting, debutando en 2001 en Segunda División.

Rápidamente dio el salto a primera división, a un Real Zaragoza donde logró anotar 39 goles y repartir 9 asistencias siendo clave en la consecución de una copa del rey y una Supercopa.

En Valencia fue su explosión como delantero total, 129 goles, 30 asistencias, y otro título a sus espaldas. 

Su época dorada la vivió en Barcelona, club que se hizo con sus servicios en el verano de 2010, sumando otros 119 goles, 24 asistencias y ocho títulos más. 

Máximo goleador histórico de la selección española, con 59 goles. Ganando Eurocopa y Mundial. 

Y ese verano de 2013, cuando el mercado agonizaba y en el Atleti ya no se contaban más fichajes, saltó la bomba, el rojiblanco de cuna, volvía a vestir la rojiblanca, esta vez la del equipo de la capital. Un fichaje arriesgado, sobre todo tras la grave lesión que tuvo, y que le apartó de los terrenos de juego varios meses, en Barcelona lo veían insalvable, pero el atleti apostó por él, por un 9 top, un 9 de los que marcan épocas, y él no pudo hacer más que devolver ese cariño cada partido que defendió la camiseta del Atleti. 

Una temporada en el club, que le sirvió para convertirse en uno de los delanteros más queridos y recordados por la parroquia rojiblanca, clave en la consecución de La Liga, anotando 15 goles y repartiendo 5 asistencias. 47 partidos bastaron para hacerse hueco en el corazón de los rojiblancos. 

Un 9 que, junto con Diego Costa, formó una pareja letal, marcando goles decisivos en muchos partidos. Un jugador que entendió a la perfección lo que es vestir la camiseta del oso y el madroño, que demostró que no hace falta estar toda la vida en un club para formar parte de esa familia. 

Un guaje que estaba destinado a acabar su carrera en España vistiendo otra vez la rojiblanca, hablamos como no de David Villa, el Guaje Villa. 

Muchas veces no hace falta jugar 100 partidos para ser una Leyenda, para tener una placa que muchos merecen sin llegar a esa cifra impuesta. 

Muchas veces basta con saber, entender y defender lo que es llevar el escudo del Atlético de Madrid en el pecho, como hizo él, como hizo David Villa Sanchez, el Guaje. 

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